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La Fe como Motivación


Esa es la imagen de Reinhold Messner.
Reinhold Messner es un alpinista italiano que se convirtió en la primera persona del mundo en escalar las 14 cumbres de más de 8.000 metros, entre otras hazañas.


Messner fue la primera persona en ascender el monte Everest en solitario y sin ayuda de oxígeno en 1980, así como al Nanga Parbat en las mismas condiciones. También cruzó la Antártida sin ayudas externas.
Sin lugar a dudas, escalar el Everest, y llegar al final de los 8.848 metros de altura, requirió la persistencia tenaz, paso a paso, escalada a escalada, soportando temperaturas extremas, sabiendo que un paso en falso podría ser el último, hasta llegar a la cúspide del objetivo. Motivación, el deseo intenso, esa fuerza impulsora que es la causa de todas nuestras acciones, fue el factor clave del éxito de Messner, y de todos aquellos que se proponen lograr algo y alcanzarlo.


Motivación, es la voluntad para esforzarse, por alcanzar las metas que uno se propone, esforzarse para satisfacer alguna necesidad personal.

La palabra motivación deriva del latín
motus, que significa «movido», o demotio, que significa «movimiento». La motivación puede definirse como el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un determinado medio de satisfacer una necesidad, creando o aumentando con ello el impulso necesario para que ponga en obra ese medio o esa acción, o bien para que deje de hacerlo.

La motivación es la causa de la acción o de la no-acción.

El columnista Leonard Pitts, hijo, hace esta observación: “Hablamos del talento, reconocemos la intervención de la suerte, pero con mucha frecuencia pasamos por alto lo más importante. El trabajo arduo y muchos fracasos. Llegar temprano y quedarse hasta tarde”.

Vivimos en tiempos en los que las personas parecen no tener un por qué, una razón, un motivo para conducirse día a día, más allá de la necesidad de obtener dinero, reconocimiento, cumplir con responsabilidades sociales, etc.

¿Quién no desea tener estabilidad económica, un buen matrimonio, éxito al criar a los hijos, sentir paz y satisfacción personal?

Esos y otros objetivos, pueden ser difíciles de alcanzar.

Tal vez lo que se requiera es: PERSEVERANCIA.

Perseverar significa “mantenerse firme o constante en la realización o continuación de una cosa”. Implica proseguir con decisión ante la adversidad, ser tenaz, no darse por vencido.

En la Biblia aparecen expresiones que motivan a perseverar tales como:

Sigan, pues, buscando primero el reino”

Sigan tocando, y se les abrirá”

"Sigan pidiendo, y se les dará"

"Sigan buscando y hallarán"

"Sigan orando"

"Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el tiempo señalado"

"Sigan llevando mucho fruto y demuestren ser mis discípulos"

"Sigan procurando celosamente los dones mayores (amor, fe y esperanza)"

"Sigan percibiendo cuál es la voluntad de Jehová"

"Sigan llenándose de espíritu"

"Sigan adquiriendo poder en [el] Señor y en la potencia de su fuerza"

"Sigan buscando las cosas de arriba"

"Esposos, sigan amando a [sus] esposas"

"Sigan sus pasos con sumo cuidado y atención"

"Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor"

"Manténganse alerta y oren de continuo"

"Manténganse listos, porque a una hora que menos piensen viene el Hijo del hombre"

"Manténganse en el amor de Dios"

Son los hombres y mujeres de fe, quizás las personas con mayor y mejor motivación que pudiera existir.

Pero, ¿qué motiva realmente a un creyente en Dios?
  • ¿El temor a recibir castigo de Dios en un juicio final?
  • ¿El temor a ser destruido en el Armagedón?
  • ¿La sensación de culpa por ser pecador?
  • ¿El seguir con la tradición familiar, la costumbre, la presión familiar, la sensación de no saber qué hacer con la vida propia?
Las motivaciones correctas, y las conductas causadas por dichas motivaciones, se pondrán de manifiesto en algún momento, como lo indica la Biblia:

1 Corintios 4:5
Por lo tanto, no juzguen nada antes de su debido tiempo, hasta que venga el Señor, el cual sacará a la luz las cosas secretas de la oscuridad así como también pondrá de manifiesto los consejos de los corazones, y entonces a cada uno su alabanza le vendrá de Dios.

Siempre se hace referencia al fin de los tiempos, o al Juicio de Dios, imaginándose uno fuego y azufre, y quizás lo más intrigante es el poner de manifiesto, públicamente, el por qué actuaron las personas, quién es quién, realmente.

¿Verdaderamente será necesario esperar a que Dios examine el corazón, y las motivaciones, cuando ya no haya nada por hacer?

¿No sería mejor reflexionar seriamente sobre las motivaciones propias, el sentido de compromiso, la perseverancia en el logro de los objetivos ahora, sin sentimientos de culpa, fracaso o baja autoestima?
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